jueves, 27 de septiembre de 2012

Dime dónde duermes y te diré cuál es tu relleno nórdico



Aunque no es sabido por muchas personas, el cuerpo aumenta su temperatura en determinados momentos del sueño. Es frecuente que por esta razón muchas noches hayamos notado que el descanso no ha sido lo suficientemente bueno y nos sentimos cansados. Esta sensación resulta más obvia durante los meses de verano cuando el entorno resulta demasiado cálido y nos cuesta dormir. Sin embargo, durante el invierno, a veces, subimos demasiado la calefacción, nos abrigamos en exceso o elegimos un relleno nórdico más cálido que de lo que necesitamos.

Lo primero que tenemos que saber es que la temperatura media de la habitación debe estar por debajo de los 21ºC, idealmente entre 18 y 20. Una vez que hemos controlado este tema, hay que elegir un relleno nórdico acorde con nuestra sensibilidad térmica y con nuestro entorno.

Aunque el mercado de nórdicos no deja de sorprendernos por la cantidad de rellenos nuevos que  aparecen, los más comunes siguen siendo los de plumón/pluma y los de fibra. Nuestra elección de uno u otro no tiene nada que ver con la temperatura de nuestro dormitorio. Como hemos dicho en otras ocasiones, el calor que queramos conseguir lo podemos obtener de rellenos nórdicos de ambos materiales, lo que varía es el gramaje en el caso de la fibra y el porcentaje de plumón en el caso de los de pluma.

Así pues, en líneas generales, tenemos que fijarnos en el gramaje en fibra:  los más bajos están alrededor de los 120gr hasta los 250-300grm2. En pluma, según sea el porcentaje de plumón más alto (92,94,96%) con respecto a la pluma, será más calido. No obstante, hay que tener muy presente la segunda variable a la que apuntábamos:  la sensibilidad térmica de cada uno, ya que hay personas más o menos frioleras que necesitan un producto adaptado más a ellos que a la temperatura de su entorno.

Felices sueños

No hay comentarios:

Publicar un comentario